Ante el inminente retiro de sus emblemáticos transbordadores, la NASA deberá en lo adelante erogar una “tarifa” de 50 millones de dólares por el “pasaje” de cada astronauta que desee enviar a la Estación Espacial Internacional (EEI) a bordo de una nave rusa Soyuz. Hasta que exista una nueva generación de naves espaciales, Estados Unidos y su agencia espacial podrían perder liderazgo en esta carrera de exploración, ahora disputada no sólo por sus rivales tradicionales como Rusia y Japón, sino por naciones emergentes como China, La India y Pakistán
Con el vuelo del Atlantis, que despegará el 8 de julio próximo (si no hay cambios) para cumplir la misión STS-135 a la EEI antes de ser retirado como los otros dos transbordadores, la NASA cierra un apasionante capítulo en la historia de la exploración espacial. En éste hay hazañas de dimensiones épicas, notables avances científicos y técnicos pero también, por desgracia, sonadas tragedias.
Las aportaciones
“Esas naves fueron hechas con tecnología hoy relativamente obsoleta; su diseño y concepto datan de los años 70, cuando concluyeron los viajes a la Luna; se buscaba que fuesen muy versátiles y que cumplieran varios tipos de misiones, entre ellas colocar satélites en órbita terrestre y efectuar vuelos tripulados”, explicó el astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela.
“Es un vehículo extraordinario, que expandió nuestras capacidades de operación en órbita terrestre más allá de lo que habíamos logrado antes y nos permitió aprender mucho sobre reutilización de una nave y sobre vuelos hipersónicos”, consideró el también astronauta y profesor de Astronáutica y Astrofísica del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT), Jeffrey A. Hoffman.
El transbordador, según un informe de la NASA, fue el primer artefacto espacial reutilizable (sus elementos estructurales básicos son el titanio y el aluminio) y el pionero en llevar y traer satélites, además de conjuntar diversas capacidades: “se lanza como un cohete, se maneja en órbita como una nave espacial y aterriza como un aeroplano”. El costo estimado de este programa —unos 175 mil millones de dólares— y los accidentes sufridos por el Columbia y el Challenger en 1986 y 2003, han sido los principales blancos de la crítica dentro y fuera de EU.
“Es un vehículo extraordinario, que expandió nuestras capacidades de operación en órbita terrestre más allá de lo que habíamos logrado antes y nos permitió aprender mucho sobre reutilización de una nave y sobre vuelos hipersónicos”, consideró el también astronauta y profesor de Astronáutica y Astrofísica del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT), Jeffrey A. Hoffman.
El transbordador, según un informe de la NASA, fue el primer artefacto espacial reutilizable (sus elementos estructurales básicos son el titanio y el aluminio) y el pionero en llevar y traer satélites, además de conjuntar diversas capacidades: “se lanza como un cohete, se maneja en órbita como una nave espacial y aterriza como un aeroplano”. El costo estimado de este programa —unos 175 mil millones de dólares— y los accidentes sufridos por el Columbia y el Challenger en 1986 y 2003, han sido los principales blancos de la crítica dentro y fuera de EU.
Desde 1981, cuando el Columbia hizo el vuelo pionero, la flotilla —compuesta originalmente por 5 naves, de las cuales quedaron sólo 3 tras los accidentes— ha colocado en órbita más de un millón 300 mil kilos de carga. También ha llevado al espacio a más de 600 astronautas comisionados a un sinnúmero de misiones y caminatas espaciales, principalmente relacionadas con el equipamiento y ensamblaje de la EEI y la rusa MIR, que ya fue devuelta a la Tierra.
En ese lapso se construyó la EEI “como si fuese un gran mecano”, afirmó Neri Vela. “Hoy no existe ningún cohete capaz de llevar una estación completa al espacio. La única forma de tener una de gran tamaño era armarla parte por parte”, reconoció
“Y si no hubiese sido por las demoras para armarla —una de ellas ocasionada por el desastre del Columbia— tal vez se hubiesen jubilado desde hace unos tres años las naves”, reflexionó el astronauta mexicano. El lanzamiento del telescopio orbital Hubble en 1990 y sus sucesivas reparaciones, que permitieron prolongar su vida útil hasta 2014, tampoco habrían sido posibles sin los transbordadores.
En ese lapso se construyó la EEI “como si fuese un gran mecano”, afirmó Neri Vela. “Hoy no existe ningún cohete capaz de llevar una estación completa al espacio. La única forma de tener una de gran tamaño era armarla parte por parte”, reconoció
“Y si no hubiese sido por las demoras para armarla —una de ellas ocasionada por el desastre del Columbia— tal vez se hubiesen jubilado desde hace unos tres años las naves”, reflexionó el astronauta mexicano. El lanzamiento del telescopio orbital Hubble en 1990 y sus sucesivas reparaciones, que permitieron prolongar su vida útil hasta 2014, tampoco habrían sido posibles sin los transbordadores.
Ahora, ¿qué sigue?
La NASA aún no tiene un plan para remplazar con nuevos vehículos a los transbordadores “jubilados”. Y el proyecto de la cápsula Orion —que sería propulsada por una especie de híbrido entre estos últimos y los cohetes de las misiones Apolo, y con el cual EU pretendía regresar a la Luna y después enviar tripulantes a Marte— quedó en suspenso, tras la llegada de Barak Obama a la Presidencia en 2009.
“Nos gustaría tener un sistema de transportación espacial que fuese costeable, atractivo y negociable, que pudiera llegar a la órbita baja terrestre además de ir a la Luna en forma apropiada. Deberíamos hacer eso en vez de sólo enviar misiones de carga a la Estación Espacial Internacional”, expresó el astronauta Buzz Aldrin hace algunos meses en declaraciones a Scientific American al referirse al fin de la era de los transbordadores.
“Nos gustaría tener un sistema de transportación espacial que fuese costeable, atractivo y negociable, que pudiera llegar a la órbita baja terrestre además de ir a la Luna en forma apropiada. Deberíamos hacer eso en vez de sólo enviar misiones de carga a la Estación Espacial Internacional”, expresó el astronauta Buzz Aldrin hace algunos meses en declaraciones a Scientific American al referirse al fin de la era de los transbordadores.
Por Guillermo Cárdenas Guzmán
Fuente: El Universal
Quantum opina:
El transbordador nació en 1972, como vehículo espacial económico para alcanzar la órbita terrestre. La decisión recae en los hombros del presidente Richard Nixon, siendo el primer vuelo orbital, el de Columbia, el 12 de abril de 1981, con apenas dos astronautas a bordo. el 28 de enero de 1986, la nave Challenger explota ante las cámaras de la televisión, paralizando el uso de los transbordadores durante casi tres años hasta septiembre de 1988 con el vuelo del Discovery.
En 1990 el Discovery despliega el primer telescopio espacial, el Hubble, revolucionando la historia de la astronomía. En diciembre de 1993, la nave Endeavour efectúa la primera misión de mantenimiento del Hubble con el fin de corregir un defecto en uno de sus espejos, efectuando otras cuatro misiones de mantenimiento del telescopio, la última de las cuales tuvo lugar en 2009. En febrero de 1995, el transbordador Discovery transporta a un cosmonauta ruso, próximo a la estación rusa MIR, que fue destruida en 2001.
Tres meses más tarde, el Atlantis realiza la primera de nueve misiones a la MIR incluyendo en ese vuelo a 4 rusos y un estadounidense. En 1998, el transbordador estadounidense realiza su misión de mayor importancia al poner en órbita el primer módulo de la hoy Estación espacial Internacional (ISS). El 1 de febrero de 2003 el Columbia se desintegra al regresar a la atmósfera, y sus siete tripulantes mueren. No habrá más vuelos durante dos años y medio. El 4 de julio de 2006 se retoman los vuelos espaciales.
El próximo 8 de julio, el Atlantis realizará el vuelo número 135, el último para una nave de su tipo. Para entonces, 385 personas de 16 países, habrán volado a bordo de un transbordador, marcando asi el final de una era.
Temas relacionados:
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- El desastre del Challenger
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En 1990 el Discovery despliega el primer telescopio espacial, el Hubble, revolucionando la historia de la astronomía. En diciembre de 1993, la nave Endeavour efectúa la primera misión de mantenimiento del Hubble con el fin de corregir un defecto en uno de sus espejos, efectuando otras cuatro misiones de mantenimiento del telescopio, la última de las cuales tuvo lugar en 2009. En febrero de 1995, el transbordador Discovery transporta a un cosmonauta ruso, próximo a la estación rusa MIR, que fue destruida en 2001.
Tres meses más tarde, el Atlantis realiza la primera de nueve misiones a la MIR incluyendo en ese vuelo a 4 rusos y un estadounidense. En 1998, el transbordador estadounidense realiza su misión de mayor importancia al poner en órbita el primer módulo de la hoy Estación espacial Internacional (ISS). El 1 de febrero de 2003 el Columbia se desintegra al regresar a la atmósfera, y sus siete tripulantes mueren. No habrá más vuelos durante dos años y medio. El 4 de julio de 2006 se retoman los vuelos espaciales.
El próximo 8 de julio, el Atlantis realizará el vuelo número 135, el último para una nave de su tipo. Para entonces, 385 personas de 16 países, habrán volado a bordo de un transbordador, marcando asi el final de una era.
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