En abril del 2010 se batió el récord de la mayor cantidad de mujeres en el espacio con cuatro astronautas abordo de la Estación Espacial Internacional. A partir de entonces empezó a cobrar fuerza la posibilidad de realizar actos sexuales en el espacio. Previo a este hecho sale a la luz publica (abril 2000) un libro exclusivo donde se abordaba el tema. Lleva como título “La Dernière Mission : Mir, l'aventure humaine” (La misión final: Mir, la aventura humana), del respetado científico y escritor francés Pierre Kohler. En sus paginas el autor desmenuza un informe confidencial de la NASA sobre una misión del transbordador espacial en 1996.
En esa época los Estados Unidos y Rusia estaban investigando paralelamente los problemas con los que los seres humanos pueden encontrarse al pasar varios años en órbita. La última parte del estudio se centraba en el tema de las relaciones sexuales, algo sumamente importante si queremos conquistar verdaderamente el espacio. Los futuros colonizadores quizás deban pasar décadas en el espacio, y la reproducción no es una cuestión menor.
La misión incluía el proyecto clave STS – XX. Este experimento tenía como objetivo explorar las diferentes posiciones sexuales que es posible realizar en un ambiente de ingravidez. A lo largo del desarrollo del experimento se pusieron a prueba veinte posturas sexuales. De este conjunto se eligieron las mejores diez. Para poder analizar concienzudamente los resultados, toda el experimento fue grabado en vídeo por sus compañeros. La cinta resultante fue considerada tan “reveladora”, que incluso los directivos de la NASA sólo vieron una versión censurada de la misma.
Portada del libro “La Dernière Mission : Mir, l'aventure humaine” (La misión final: Mir, la aventura humana) del escritor francés Pierre Kohler.
El resultado del experimento fue que sólo son cómodas cuatro posturas sexuales, que pueden ejecutarse "sin asistencia mecánica". Las otras seis seleccionadas necesitaron de un cinturón elástico especial y un túnel inflable similar a un saco de dormir para que los integrantes de la pareja pudiesen permanecer unidos. Como curiosidad, se supo que la clásica postura del misionero, una de las mas practicadas por los terrícolas de a pie, no es posible en gravedad cero.
Aunque no hay una norma que lo prohíba, la respuesta de los involucrados es no. Así lo expresa al menos el comandante de la NASA Alan Poindexter cuando recientemente un periodista le preguntó sobre este asunto. "Somos profesionales. Nos tratamos con respeto y tenemos una gran relación de trabajo. Las relaciones personales no son una cuestión a discutir. No las tenemos ni queremos", mintió.
Aunque no hay una norma que lo prohíba, la respuesta de los involucrados es no. Así lo expresa al menos el comandante de la NASA Alan Poindexter cuando recientemente un periodista le preguntó sobre este asunto. "Somos profesionales. Nos tratamos con respeto y tenemos una gran relación de trabajo. Las relaciones personales no son una cuestión a discutir. No las tenemos ni queremos", mintió.
Fuente: Informe 21
Quantum opina:
La NASA siempre evitó hablar del sexo en el espacio, y las investigaciones de los rusos también permanecieron encubiertas. Sin embargo, las agencias involucradas en el proyecto de la Estación Espacial se vieron forzadas a enfrentar el tema tras la publicación en una revista especializada (Quest) de un estudio exhaustivo acerca de los efectos del aislamiento en los astronautas. El profesor Stephen Johnson comentó que una parte del estudio trata sobre cómo los astronautas manejan el estrés sexual en el espacio. El trabajo, de 15.000 palabras, titulado "Los efectos sociales y psicológicos del aislamiento en la tierra y en el espacio", fue escrito por el periodista científico Peter Pesavento, quien investigó el caso de dos cosmonautas rusos que fueron acusados de cometer adulterio y mirar videos pornográficos en la nave espacial; imputación que también alcanzó a los científicos que planeaban filmar a una pareja teniendo sexo abordo del MIR.
"No es necesario decir lo que ansiamos," escribió el doctor Valery Polyakov, dueño del record de permanencia en el espacio, con 14 meses a bordo del MIR, en 1992. "Los hombres pensamos en esas cosas, uno no puede olvidarse de ellas. Pero estos pensamientos desaparecen con el tiempo. Hay cierta tensión que va creciendo, pero la "polución" ayuda a descargarla. Después, estos deseos se reprimen de nuevo. Y cuando nos preparamos para regresar a la tierra, tratamos de recobrarlos. El Servicio de apoyo psicológico nos mandó unas "coloridas" películas que nos ayudan a recuperar nuestra voluntad, a actuar como hombres adultos y normales. No hay nada de que avergonzarse. Todos tenemos esposas..." .
"No es necesario decir lo que ansiamos," escribió el doctor Valery Polyakov, dueño del record de permanencia en el espacio, con 14 meses a bordo del MIR, en 1992. "Los hombres pensamos en esas cosas, uno no puede olvidarse de ellas. Pero estos pensamientos desaparecen con el tiempo. Hay cierta tensión que va creciendo, pero la "polución" ayuda a descargarla. Después, estos deseos se reprimen de nuevo. Y cuando nos preparamos para regresar a la tierra, tratamos de recobrarlos. El Servicio de apoyo psicológico nos mandó unas "coloridas" películas que nos ayudan a recuperar nuestra voluntad, a actuar como hombres adultos y normales. No hay nada de que avergonzarse. Todos tenemos esposas..." .
Se rumorea que Polyakov sería el primer miembro del llamado "Club de las 200 millas de altura", al que habría ingresado simultaneamente con la cosmonauta Yelena Kondakova. Pero las afirmaciones de que ambos tuvieron relaciones sexuales en el espacio fueron desmentidas por ellos y negadas por los oficiales. A Polyakov se le preguntó si había participado en algún "experimento" en reproducción humana y contestó: "Sólo en animales, y a cargo de los estadounidenses. Cualquier información de que tales experimentos hayan sido hechos por el programa ruso es falsa".
Sin embargo, el cosmonauta reflexionó acerca de la sexualidad humana en el espacio: "Sería deseable tener una vida sexual normal en los vuelos de larga duración", dijo. Según fuentes de la industria aeroespacial, la razón por la que las agencias están trabajando sobre el tema no tiene nada que ver con la voluntad de correr ningún velo sino, en todo caso, con cuestiones prácticas: tienen miedo que los astronautas pierdan la cabeza en el espacio. De hecho, en enero del 1999, un científico canadiense que visitaba un módulo de simulación MIR fue atacado sexualmente por un cosmonauta ruso mientras dos de sus colegas, que habían estado tomando vodka durante las celebraciones de Año Nuevo, se peleaban. eso no puede ser.
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Sin embargo, el cosmonauta reflexionó acerca de la sexualidad humana en el espacio: "Sería deseable tener una vida sexual normal en los vuelos de larga duración", dijo. Según fuentes de la industria aeroespacial, la razón por la que las agencias están trabajando sobre el tema no tiene nada que ver con la voluntad de correr ningún velo sino, en todo caso, con cuestiones prácticas: tienen miedo que los astronautas pierdan la cabeza en el espacio. De hecho, en enero del 1999, un científico canadiense que visitaba un módulo de simulación MIR fue atacado sexualmente por un cosmonauta ruso mientras dos de sus colegas, que habían estado tomando vodka durante las celebraciones de Año Nuevo, se peleaban. eso no puede ser.
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3 comentarios:
Si esto ayuda a mejorar el resultado de un viaje tan largo... bien venido sea, jejeje
Besos de Lulu
Saludos Lulu, estoy de acuerdo contigo, esto haría de los viajes algo placentero y ayudaría a disminuir el stress que acompaña a cada misión.
Gracias por comentar. Un abrazo desde Santo Domingo.
Creo que estos grandes eruditos tienen los mismos problemas que la gente corriente, una deficiente educación sexual. El sexo, después del comer, es la actividad mas natural de la vida y debería contemplarse en los preparativos espaciales como tal y no de tapadillo, esto no es cientifico.
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