15 julio 2009

Las postergaciones de lanzamiento del Endeavour cuestan millones




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Un transbordador estadounidense en tierra cuesta caro y las cinco postergaciones del lanzamiento del Endeavour, que debe llevar a siete astronautas hacia la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), ya costaron 4,5 millones de dólares a la Nasa.

"El costo de una anulación de un vuelo es de aproximadamente un millón de dólares", confió el martes a AFP Allard Beutel, portavoz del Centro espacial Kennedy (Florida, sudeste), después de varios despegues frustrados por condiciones meteorológicas poco favorables o fugas de hidrógeno líquido.

Esta suma cubre fundamentalmente el costo de una parte de los dos millones de litros de hidrógeno y oxígeno líquido del tanque de combustible externo, que no pueden ser recuperados.
Se suman las horas extra pagadas al personal que trabaja los fines de semana y los costos de alojamiento para los especialistas de la Nasa que llegan de otros centros de la agencia espacial para el lanzamiento, y que deben quedarse en Cabo Cañaveral hasta la partida del transbordador.
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Endeavour rumbo a la plataforma de despegue
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Las dos últimas postergaciones del despegue del Endeavour, el domingo y el lunes, encarecieron la factura de la Nasa en unos dos millones de dólares, porque el tanque de combustible externo ya había sido llenado.

El sábado, en cambio, la Nasa decidió posponer el despegue por la mañana, antes de iniciar el llenado, lo que hace bajar la factura a la mitad. La agencia pierde aproximadamente 500.000 dólares de hidrógeno y oxígeno líquido cada vez que vacía el tanque.

El lanzamiento del Endeavour ya había sido anulado el 13 y 17 de junio debido a una fuga de hidrógeno líquido, cuando el tanque estaba lleno. Factura: dos millones de dólares. No obstante, estos costos son "marginales" en relación al presupuesto global de la Nasa, que se acercará a 19.000 millones de dólares en 2010, asegura Allard Beutel.

El propio transbordador vale 1.000 millones de dólares. La Nasa no duda en anular o postergar un vuelo cuando la seguridad está en juego. Y este es el caso cuando hay riesgo de impactos de rayos y vientos demasiado fuertes como los que prevalecieron en los últimos días en Florida (sudeste).

Todos recuerdan los accidentes del Challenger en 1986, poco después del lanzamiento, y del Columbia en 2003, cuando reingresaba a la atmósfera, aunque en estos casos el clima no tuvo nada que ver.
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Desde el primer vuelo de un transbordador espacial estadounidense en abril de 1981, la tasa de postergaciones asciende a 50%. Ha habido 126 lanzamientos hasta ahora. Las condiciones meteorológicas que inciden en la decisión de frenar un lanzamiento tienen que ver con la velocidad del viento, la altitud y espesor de las nubes, la temperatura en el centro de las nubes, las tormentas o la lluvia demasiado cercana a la plataforma de lanzamiento.

Los sitios de aterrizaje de emergencia también deben tener condiciones climáticas aceptables para realizar el despegue. La primera opción es la pista del Centro espacial Kennedy, a donde regresaría el transbordador en caso de avería poco después de la partida. Los otros tres sitios son Morón y Zaragoza en España e Istres en Francia, si el transbordador no logra alcanzar la órbita terrestre.

El clima sigue siendo la mayor incertidumbre en el lanzamiento de los transbordadores, especialmente en el verano, cuando son más frecuentes las tormentas y lluvias tropicales. Pese al cielo amenazante, Cabo Cañaveral, el sitio estadounidense más al sur posible, es el preferido por la Nasa, explicó Allard Beutel. Debido a la rotación terrestre, un cohete o transbordador lanzado desde una base cercana al Ecuador necesita menos energía, y por lo tanto carburante, para liberarse de la fuerza de gravedad.

Por Jean-Louis Santini AFP




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