25 noviembre 2010

Expedición a punto de llegar al lago subglacial Vostok




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Está considerada el agua más pura y antigua del planeta. Agua virgen, sin más. Duerme el sueño de los justos en el lago antártico Vostok, en el este del continente blanco (77º grados sur, 105º este) sepultada bajo un muro de 3.748 metros de hielo. Un grupo de científicos rusos acaba de anunciar que se encuentran a sólo unos pocos metros de llegar hasta ella. El misterio a un trabajo de años está a punto de desvelarse.

Del tamaño del lago Baikal, el Vostok es una enorme balsa de agua subglacial, lo que le ha permitido permanecer aislada de cualquier “contaminación” exterior y de la atmósfera. Sus 5.400 km3 de agua dulce han permanecido inalterados durante cerca de 1 millón de años, una magnitud de ciencia ficción comparada con la de cualquier otro lago de superficie, que se renueva continuamente.

¿Por qué es tan importante llegar hasta allí? Hace doce años,científicos rusos, estadounidenses y franceses extrajeron un núcleo de hielo a 3.623 m., a 120 metros del lago, y al analizar las muestras encontraron evidencias de vida en forma de microbios. Como el lago está dividido en dos,podría haber dos tipos de ecosistemas totalmente distintos que han evolucionado al margen de la superficie.

El lago Vostok es uno de los 140 lagos subglaciales y el más profundo bajo el hielo antártico.


El lago se formó hace unos 15 millones de años, debido a unos movimientos sísmicos cuando la Antártida se separó definitivamente de América del Sur. El lecho del lago empezó a almacenar hielo hasta alcanzar los 4 kilómetros. Lo que los expertos no se explican es por qué el agua se mantiene líquida en esa gigantesca cápsula precisamente en el lugar más frío de la Tierra (-61 grados de media, con unos cálidos veranos australes de 37 bajo cero y un récord de -89,2ºC, registrado el 21 de julio de 1983).

Ya sea por la proximidad al centro de la Tierra o porque el hielo superior aísla de las bajas temperaturas de la superficie (dos de las teorías barajadas), lo cierto es que el agua no se ha derretido en ese punto, y conserva un concentración de oxígeno 50 veces superior a la superficie, lo que dificulta las formas de vida.

Sin embargo, el hallazgo de esas evidencias de vida ha abierto la puerta a todo tipo de teorías, entre ellas la de que se trate de existencias que han desarrollado su capacidad de adaptarse a esas condiciones extremas, totalmente al margen de la vida tal y como la conocemos. Hay quien sostiene que quizás fue la propia perforadora la que introdujo esos microbios, pese a que se adoptaron todas las precauciones para no contaminar esta cápsula del tiempo.

En el programa de perforación más ambicioso jamás llevado a cabo en el continente austral, los científicos rusos penetraron hasta lo más profundo del mundo de hielo, que contiene un registro químico insustituible de más de 400.000 años de cambio climático de la Tierra y la atmósfera.


Las pruebas del agua que ahora se obtengan se enviarán al laboratorio del Instituto de Investigaciones Árticas y Antárticas de San Petersburgo para su análisis. Con mucho miedo aún, Alexandr Frolov, director del Instituto Meteorológico de Rusia (IMR), ha asegurado estos días que tienen “gran confianza” en que conseguirán atravesar la barrera, pese a que allí la capa de hielo virgen “es realmente difícil de perforar”.

El trabajo es tan lento, tan laborioso, que esos pocos metros no se alcanzarán hasta el próximo mes de enero, siempre y cuando no haya imprevistos de última hora. Nada comparado con un lago de un millón de años.

Fuente: La Razón



Vida donde no se creía que había.

La NASA hace un tiempo descubrió a 190 metros bajo el hielo de la Antártida un Lyssianasid amphipod, un primo lejano de las gambas de unos 8 centímetros de tamaño y lo que parecía el tentáculo de una medusa, de unos 30 centímetros. Para ellos, el equipo de la NASA introdujo en las frías y oscuras aguas una pequeña cámara de video y grabó a ambos seres. Según uno de sus responsables, Robert Bindschadler, “estábamos trabajando con la presunción de que no íbamos a encontrar nada". Hasta ahora, los científicos creían que en esas condiciones sólo podían vivir unas pocas clases de microbios. El descubrimiento es una prueba más de que la vida se abre paso en los lugares más insospechados, y abre las posibilidades de poderlas encontrar bajo la corteza helada de algunos cuerpos del Sistema Solar como Europa.





Quantum opina:

El lago Vostok, descubierto en 1996 por científicos rusos y británicos debajo de la estación rusa Vostok en la Antártida, es uno de los 140 lagos subglaciales y el más profundo bajo el hielo antártico. Ubicado a 4.000 m bajo la superficie de la placa de hielo antártica central, se encuentra totalmente aislado del exterior y protegido de la atmósfera. Se estima tiene un volumen de 5.400 km³ de agua dulce.

El lago Vostok es un entorno oligotrófico extremo, supersaturado de oxígeno con unos niveles típicos 50 veces mayores que los encontrados en los lagos de agua dulce normales de la superficie de la Tierra. El enorme peso de la placa de hielo continental sobre el lago Vostok podría contribuir a la elevada concentración de oxígeno. Debido a las altas presiones existentes en la profundidad del lago Vostok, si el agua saliera durante las perforaciones podría expandirse de forma explosiva, como el agua carbonatada de un refresco con gas.

Debido a la similitud de las condiciones del lago a las que se podrían encontrar bajo la corteza helada de algunos cuerpos del Sistema Solar como Europa, una luna de Júpiter, el confirmar que la vida puede sobrevivir en el lago Vostok supondría reforzar los argumentos a favor de la presencia de vida en entornos parecidos fuera de la Tierra, proporcionando en cualquier caso un entorno útil para probar y desarrollar la tecnología necesaria para realizar este tipo de exploraciones.

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