Captar las ondas que emite el planeta Tierra, su voz en una determinada frecuencia, para poder medir la salinidad de los océanos y la humedad de la superficie terrestre. Este es el objetivo del satélite meteorológico SMOS (Sol Moisture y Ocean Salinity) que la Agencia Espacial Europea (ESA) pondrá en órbita el 9 de septiembre de este año y en el que la participación española es la más importante de la historia de esta institución.
El satélite partirá desde un cohete que saldrá de Plesetsk, en Rusia, hacia un órbita a 763 kilómetros de la corteza terrestre, donde permanecerá un máximo de cinco años. Para ello, se utiliza la plataforma Proteus, de la empresa francesa Thales Alenia Space.
La gran innovación del SMOS, presentado en Cannes el pasado viernes, es que llevará a bordo un instrumento, el interferómetro MIRAS único hasta ahora en el espacio. Diseñado y fabricado en España por EADS-CASA, con una inversión de 33 millones de euros de los 70 millones de la participación española, su aportación consiste en que lleva distribuidas en tres brazos de ocho metros 69 pequeñas antenas de 20 centímetros de diámetro, capaces de captar la radiación en microondas que emiten las superficies terrestres en función de sus características físicas.
Gracias a ello se podrá conocer la salinidad de todos los mares, fundamental en el funcionamiento de las corrientes oceánicas, y la humedad superficial en los suelos. «El ciclo del agua es fundamental para un mejor conocimiento del clima, para saber cómo afecta el calentamiento global a las corrientes, cuál es la fertilidad de los campos o cómo contribuye la vegetación a captar el dióxido de carbono», explicó Achim Hahne, responsable del proyecto en la ESA.
Para ello, el SMOS contará con una visión de 1.000 kilómetros, en la que captará hasta 80 mediciones distintas. En total, realizará 15 órbitas completas al planeta cada 24 horas y será capaz de proporcionar un mapa completo de toda la superficie terrestre con una resolución de 50 kilómetros por pixel y a una profundidad de un centímetro.
Andrés Borges, de EADS-CASA, destacaba la importancia de que España haya sido primer contratista de la ESA en este satélite: «Llevamos 10 años trabajando en esta misión porque una tecnología novedosa como ésta requiere mucho tiempo. De hecho, tenemos que contar con la contaminación de otro tipo de radiaciones con la que llegarán los datos, como la que proviene de la galaxia y hasta de la explosión del Big Bang», señalaba el experto.
Precisamente, en el análisis de los datos que emita SMOS habrá también una importante presencia española. Jordi Font, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) es el codirector científico del proyecto, responsable de analizar los relativos a la salinidad oceánica.Contará en este trabajo con el apoyo de investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña. La parte relacionada con la humedad terrestre estará a cargo del francés Yann H. Kerr.
El fundamento de su trabajo está, según explica Font, en que el agua salada y la tierra húmeda emiten menos radiación que sus opuestas. «En los mares, eso provoca diferencias de densidad que generan las corrientes y nos pueden ayudar a prever fenómenos climáticos de gran importancia, como El Niño, La Niña o las sequías.Como es una tecnología nueva [hasta ahora había mediciones parciales con boyas marinas], aún no sabemos lo que vamos a obtener. Tendremos que hacer correcciones sobre la marcha», reconocía.
En el caso de los suelos, Kerr comentó la importancia de conocer qué cantidad de agua se queda en la tierra y cuánta se evapora para tras las precipitaciones hacer previsiones del tiempo o proyectos de gestión del agua.
Los 'receptores', de Villafranca
Los 'bip, bip' que envíe SMOS desde el espacio llegarán hasta el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de Villafranca del Castillo (Madrid) y a la estación en Svalbard (Noruega).Además, en Villafranca se seguirán las operaciones de vuelo y un primer nivel de procesamiento de los datos. Pocos meses antes del día X, en el ESAC y los otros centros europeos implicados (la Agencia Francesa del Espacio o la estación Kiruna) ya están ultimando los detalles de sus servidores y programas. El SMOS, por su parte, se encuentra prácticamente a punto en las instalaciones de la empresa Thales Alenia Space, con sus paneles solares y sus brazos plegados, preparados para su lanzamiento desde un cohete ruso. Los siguientes retos españoles, como adelantaba en Cannes Roberto Trigo, del CDTI, serán dos satélites Ingenio y el Paz, también para la observación de la Tierra.
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