El origen de la vida y la habitabilidad de otros mundos, son dos de los misterios más grandes a los que se enfrenta la ciencia de hoy. Se ha dedicado mucha investigación a dilucidar estos temas, pero todavía faltan respuestas definitivas. Jan Hendrik Bredehöft, de la UK's Open University, se dedica a considerar la habitabilidad de otros mundos. "Soy uno de esos muchachos que muelen pedazos de meteoritos para descubrir restos de química orgánica en su interior", dice Bredehöft, refiriéndose a su profesión.
En base a este tipo de estudios, ha llegado a creer que los mundos habitables pueden dividirse en cuatro categorías, cada una con una probabilidad distinta de ser el hogar de organismos extraterrestres. Esto presenta un gran potencial para ayudar en la búsqueda de vida en el Universo, en particular a medida que la tecnología avanza a la etapa en que la observación directa de planetas extrasolares es posible. Bredehöft ha expuesto sus ideas en el último Congreso de Ciencias Planetarias de Europlanet.
Primera clase
Analizando cada tipo, Bredehöft ha considerado su potencial para hospedar vida compleja. Los planetas como la Tierra, constituyen la primera clase, y son una especie de "referencia" para los demás tipos, ya que sabemos que esta clase de mundos es capaz de sostener la vida compleja.
Venus
Segunda clase
La segunda clase de planetas son aquellos mundos que alguna vez fueron como la Tierra, tal el caso de Marte y Venus. "Por alguna razón, estos planetas abandonaron la zona habitable clásica", dice Bredehöft. "Marte se volvió demasiado seco, existe muy poca agua en este planeta, al menos no agua líquida. Y Venus se convirtió en una planeta muy caliente debido al efecto invernadero".
Sin embargo, Bredehöft piensa que aún existe cierta posibilidad de existencia de vida en este tipo de mundos. Él deduce que los organismos se podrían haber desarrollado cuando el planeta resultaba más hospitalario, y que esta vida podría sobrevivir incluso en los tiempos más duros. "Una vez que la vida se establece por sí misma, es realmente muy difícil de exterminar", dice Bredehöft. "En la historia de la Tierra se han producido eventos absolutamente devastadores, que podrían haber aniquilado todo tipo de vida, pero usualmente esto ha servido para mejorar la biodiversidad, antes que destruirla".
Tercera clase
Los cuerpos que poseen agua líquida, pero bajo una capa de hielo superficial, componen la tercera clase de mundos habitables. Europa, la luna de Júpiter, es un ejemplo clásico en nuestra propia vecindad cósmica. ¿Podría haber vida en lugares como éste? Las ideas de Bredehöft son especialmente pertinentes en este punto, ya que a menudo estos mundos no se ajustan completamente a la opinión convencional de zonas habitables. Europa, por ejemplo, se encuentra más allá de la zona de temperaturas del sistema solar donde el agua puede permanecer como un líquido sobre la superficie de un planeta. No obstante, aún así hay potencial para la vida.
El punto de vista tradicional de las zonas habitables piensa a una estrella local como la principal fuente de energía. Pero en los mundos de hielo como Europa, otros factores entran en juego, tales como la atracción gravitatoria de otro planeta. Los mundos con agua líquida bajo capas de hielo podrían estar habitados por organismos simples, a pesar de estar lejos de la zona habitable convencional, siempre y cuando la energía esté disponible de alguna otra forma.
Cuarta clase
El cuarto tipo de planeta habitable está compuesto casi en su totalidad por agua. Estos mundos hipotéticos tendrían un tamaño que iría desde el tamaño de Mercurio al de la Tierra, y presentarían océanos muy amplios. A diferencia de los océanos terrestres, el agua en estos planetas no estaría en contacto con silicatos u otras rocas.
"Estos planetas podrían estar compuestos sólo por agua, con un núcleo de hielo a alta presión; o podrían presentar masas de agua líquida separadas de un núcleo de silicato por una gruesa capa de hielo sometida a presiones altas", dice Bredehöft.
Una teoría para el origen de la vida en la Tierra dice que el material orgánico apareció en charcas poco profundas y luego se concentró a la superficie de las rocas adyacentes. Eventualmente, esta vida primitiva se propagó a los océanos. Otra teoría para el origen de la vida es que la química necesaria se produjo en los respiraderos, o ventilas, hidrotermales volcánicos. En los mundos acuáticos, sin embargo, estos escenarios no son posibles. Por lo tanto, Bredehöft piensa que no es probable que la vida se origine en esta clase de planetas.
"La cantidad de agua en los planetas acuáticos sería tan grande, que se necesitarían increíbles cantidades de carbono concentrado para que la vida tenga una chance. Algo bastante diluido", dice Bredehöft.
Opiniones consideradas
Luego de examinar los hechos, Bredehöft afirma que, después de todo, la mejor apuesta para encontrar ecosistemas extraterrestres es buscar planetas como la Tierra. Sin embargo, no cree que planetas como el nuestro necesariamente posean vida avanzada.
"No sabemos si el nivel de complejidad, o el tamaño, de los organismos que viven en la Tierra es esencialmente un resultado lógico de la evolución o si es sólo una variante del azar experimentada localmente", dice Bredehöft. "¿Están los seres inteligentes del planeta en el pináculo de la evolución? Lo asumimos así porque nos gusta vernos a nosotros mismos como algo especial".
Gracias al rápido ritmo de desarrollo de la tecnología de "caza de planetas", es sólo cuestión de tiempo hasta que podamos aprender mucho más sobre los exóticos planetas extrasolares y sus lunas, y seamos capaces de recoger información vital sobre sus propiedades. Hasta entonces, científicos como Bredehöft seguirán teorizando sobre los descubrimientos.
Y una vez consultado sobre qué tipo de organismos cree más susceptible de encontrar, Bredehöft respondió: "Probablemente algo viscoso".
Fuente: http://www.space.com/scienceastronomy/081218-am-world-categories.html
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