10 diciembre 2008

Una babosa de mar se vuelve fotosintética aprovechando los genes robados de las plantas que come




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Es la forma final de la energía solar: comer una planta, volverse fotosintético.

Ahora los investigadores han encontrado cómo lo hace un animal. La Elysia chlorotica es una babosa de mar de color verde chillón, con un cuerpo gelatinoso con forma de hoja, que vive a lo largo del litoral Atlántico de EE.UU. Lo que la separa de la mayor parte de las otras babosas de mar es su capacidad de funcionar con energía solar.

La Elysia chlorotica obtiene los cloroplastos -objetos celulares verdes que les permiten a las células de las plantas convertir la luz solar en energía- de las algas que come, y los almacena en las células que cubren su intestino, es decir que ella realiza una fotosíntesis con genes "robados" de las algas que come. Estas estructuras llamadas plástidos se mueven luego a la “piel” del caracol, y una vez allí siguen realizando la fotosíntesis. Así es que la chlorótica puede producir sus alimentos al estilo vegetal. Esos plástidos pueden continuar durante meses funcionando.

Hace poco un grupo de científicos estudió su genoma, y descubrieron que son más similares a las plantas de lo que antes se creía. El asunto es que los plástidos no pueden funcionar por sus propios medios, necesitan algunas proteínas como ayuda para hacerlo. Esas proteínas están en las algas. Lo que descubrieron los científicos de la Universidad de Maine es que la chlorótica tiene en su ADN el gen necesario para la fotosíntesis.
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Pero quedaba un misterio. Los cloroplastos sólo contienen suficiente ADN para codificar aproximadamente el 10% de las proteínas necesarias para seguir funcionando. Los otros genes necesarios se encuentran en el ADN nuclear de las algas. "De modo que la pregunta siempre ha sido: ¿cómo continúan funcionando en una célula animal sin tener todas estas proteínas?"

"No sabemos cómo es posible y sólo podemos proponerlo", dice Mary Rumpho de la Universidad de Maine, una experta en Elysia chlorotica, y afirma que el fenómeno de robar es conocido como cleptoplastía.

Otros animales son capaces de aprovechar la luz solar después de comer plantas, dice Rumpho, pero sólo porque adquieren células enteras de las plantas, que es muy diferente a transformar una célula animal en un híbrido de planta que se alimenta de energía solar con animal. Es improbable que los humanos puedan volverse fotosintéticos de este modo. "Nuestro tracto digestivo mastica todas esas cosas, cloroplastos y ADN".

Fuentes: http://www.umaine.edu/news/article.asp?id_no=2361


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